En 1869, cuando contaba 46 años, Francisco Javier Balmaseda fue deportado por las autoridades españolas a la isla africana de Fernando Poo, que actualmente lleva el nombre de Bioko, en Guinea Ecuatorial. Compartieron su misma suerte otros 249 criollos, acusados de supuestos delitos de conspiración, tras el estallido de la guerra en la zona oriental, Puerto Príncipe y Las Villas. Balmaseda había nacido el 23 de marzo de 1823, en Remedios, en el seno de una familia de holgada posición económica y orígenes aristocráticos.

Desempeñó una destacada labor como periodista, hombre de ciencias y promotor cultural, además de su afición a escribir versos. Una bien lograda síntesis de su trayectoria puede leerse en un artículo publicado en la Revista Electrónica de Veterinaria, en el que se menciona su estancia en La Habana y en Cartagena de Indias —Colombia—, entre otras ciudades. Su obra más significativa fue la intitulada Los confinados á Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea, publicada en Nueva York, en el propio año de 1869.
Fernando Poo: un infierno en el agua y en la tierra
El texto de Los confinados… constituye la narración de los acontecimientos que vivió Francisco Javier Balmaseda desde su partida de Cuba hasta que logró escapar del “sepulcro” de Fernando Poo. Sin previo juicio, él y sus compañeros tuvieron que enfrentar una travesía de más de 60 días, en el vapor San Francisco de Borja, custodiados por 85 voluntarios españoles. Iban hacinados en unos cubículos a manera de jaulas, en los que no disponían de espacio suficiente para acostarse siquiera sobre el suelo. La alimentación era exigua y las condiciones del todo insalubres. De hecho, varios de los reos padecieron de fiebre y afecciones respiratorias. La mayor parte de sus pertenencias les fueron robadas por los propios guardias que iban a bordo.

Además de denunciar el proceder despótico del gobierno en Cuba, Francisco Javier Balmaseda se detiene en los pormenores de la vida y organización social de las tribus que habitaban el territorio insular de la costa atlántica africana. Describe las creencias religiosas, el canibalismo de algunos grupos, la poligamia masculina y otras costumbres, así como el alto consumo de aguardiente. A su vez, analiza la relación de estos pobladores con comerciantes ingleses, alemanes y españoles. La trata de esclavos apenas había concluido en la práctica, a pesar de que las leyes y tratados internacionales suscritos por España la prohibían al menos desde 1820.
Balmaseda y algunos compañeros lograron fugarse de Fernando Poo en el propio año de 1869. Recibieron la ayuda del escocés Andrés Struthers y de otros extranjeros. Los naturales que les sirvieron de prácticos durante la navegación temían que se tratara de una trampa para venderlos como esclavos. La dolorosa memoria de la esclavitud todavía estaba viva en estas poblaciones. En realidad, el remediano era un decidido abolicionista. En 1866, él y otros vecinos de La Habana habían solicitado autorización para constituir una sociedad fundada en el estatuto de que sus miembros no adquiriesen esclavos, a lo cual no accedió la Reina Isabel II.

Precursor de muchos caminos
En política, Balmaseda se movió entre el Reformismo y el Independentismo, según las circunstancias, inspirado en ideales republicanos y democráticos. A principios de 1869, el Gobierno español lo nombró comandante de un cuerpo de voluntarios, cargo que asumió por pocos días, hasta que encontró la manera de renunciar. Es posible que estas circunstancias influyeran en su encarcelamiento, que tuvo lugar en el mes de marzo de ese año. Para entonces, la situación era tensa en todo el país, sobre todo en la capital, como relatamos en otro post: En broma y en serio, La Habana ante el inicio de la Guerra de los Diez Años (1868–1878).
Balmaseda fue un hombre de ideas avanzadas, que se opuso también a la discriminación de la mujer y a la de la raza negra. Abogó por la instrucción del pueblo y fomentó bibliotecas públicas, además de apoyar otros proyectos relacionados con el desarrollo económico del país, entre ellos el trazado de los ferrocarriles. También promovió varias obras de carácter social, como la Sociedad de Beneficencia Domiciliaria de Señoras, fundada en Remedios en 1857.
Cubano, colombiano y ciudadano del bien común
En 1870, a poco de haber escapado de Fernando Poo, se estableció en Colombia. Allí dio rienda suelta a sus ideas y trabajó sin descanso por el progreso del país, desde la prensa y también promoviendo y/o financiando diversas empresas económicas, sociales y culturales. El presidente Rafael Núñez, en un mensaje al cuerpo legislativo de su país, afirmó sobre Francisco Javier Balmaseda: “Es fenomenal en estos tiempos de egoísmo encontrar un hombre de tan raro desinterés”.

A principios de la década de 1880, encontrándose en Madrid como representante de Colombia, abogó por la organización de un congreso internacional sobre Entomología y el establecimiento de un museo de este carácter en la capital de España, ideas que sólo décadas después pudieron llevarse a cabo. Aunque actualmente es una figura poco reconocida, sobre él se gestaron al menos dos reseñas biográficas cuando aún vivía, una de ellas por el escritor asturiano Jesús Pando y Valle, quien llegó a profesarle gran admiración.
Últimos años amando la libertad
En 1884, regresó a Cuba, donde continuó viviendo hasta poco después del estallido de la guerra de 1895. Volvió entonces a Colombia, pero en 1898 se encontraba una vez más en la Isla. Residía entonces en La Habana, en la calle de la Amargura, esquina a Compostela, en los altos del número 47. Desde allí meditaba sobre el establecimiento de la República de Cuba y se proponía incidir en su destino político. En diciembre del propio año 1898, dio a la imprenta las bases y estatutos para una proyectada sociedad que iba a denominarse Los Amantes de La Libertad, la cual debería velar por el futuro de la nación. Al parecer la misma no pudo constituirse, pero no por ello Balmaseda abandonó su activismo. Durante toda su vida fue, como lo definiera con razón José Antonio Ramos, una “abeja cívica”.
Falleció el 17 de febrero de 1907, tras haber instituido el legado de parte de sus bienes para la fundación de un plantel de enseñanza abierto a los niños y niñas de Remedios. Sus herederos no estuvieron de acuerdo con este último rasgo de filantropía e impugnaron el testamento, afirmando que no se encontraba en su sano juicio. Pero no era así, su vida y su obra fueron siempre una entrega sin límites y sin recompensa al mejoramiento humano, en Cuba y en cada rincón de la tierra que fue testigo de sus pasos.
Como otros tantos pensadores de Cuba, sus escritos han quedado en el olvido, pero puedes leer aquí algunas frases memorables.
También nos cuenta una interesante anécdota sobre un gorrión enterrado con honores y un gato condenado a muerte por insurrecto. Léela aquí.

Fuentes bibliográficas/ documentales
Balmaseda, F. J. (1874). Obras. Tipografía de Antonio Araujo L. (Colombia).
Balmaseda, F. J. (1894). El Miscelánico. Colección de producciones científicas y literarias. Tipografía de los niños huérfanos.
Balmaseda, F. J. (1898). Bases para los estatutos de la sociedad política Los Amantes de la libertad con indicaciones sobre la fundación de la República Cubana. Tipografía de los niños huérfanos.
Balmaseda, F. J. (1899). Los confinados a Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea. Antonio Martín Lamy (Ed.)
[Ha fallecido Francisco Javier Balmaseda] (18 de febrero de 1807, tarde). Diario de la Marina, LXVIII (42).
Monleón, R. (10 de octubre de 2012). Historia de la navegación. https://miniaturasmilitaresalfonscanovas.blogspot.com/2012/10/historia-de-la-navegacion-por-rafael.html
Pando y Valle, J. (1883). Galería de americanos ilustres: biografía de Francisco Javier Balmaseda. Impr. de R. Moreno y R. Rojas.
Ramos, J.A. (20 de mayo de 1922). Ensayo de reivindicación del gran estadista cubano, hoy casi olvidado; y cuyo ejemplo admirable de honrado y fecundo optimismo en las graves crisis cubanas de 1857 y 1885 resulta actualmente de tan alto valor. Noche, pp.89-95. https://repositoriodigital.ohc.cu/download/files/original/c070e9c7e332173db40a30be90c4c109db228be4.pdf
Rodriguez, M. (dir.) (6 de agosto de 1869). Correspondencia de Madrid. La Alianza del Pueblo. Periódico Republicano de Salamanca, I (2).
Silveira Prado, E. A., Rojas Lleonart, I. y Farto Muniz, R. J. (2010). Francisco Javier Balmaseda Jullien (1823-1907): Biografía. REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, 11(9), 1-14. https://www.redalyc.org/articulo.oa
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