- El gato y los gorriones: una descabellada historia de homenajes, condenas y absoluciones en Cuba - El blog de Friné Corsayet

El gato y los gorriones: una descabellada historia de homenajes, condenas y absoluciones en Cuba

En 1868, ya se había generalizado el uso del término de “gorrión” para referirse a los españoles residentes en Cuba. En contra de lo que cabría esperar, los aludidos acogieron bien el calificativo. Así, como una broma que fue cobrando visos de solemnidad, comenzaron a considerar al gorrión como objeto de veneración, todo un símbolo para quienes eran partidarios de que Cuba continuara siendo española. Francisco Javier Balmaseda narra dos episodios que parecen el resultado de una alucinación colectiva: un gorrión enterrado con honores y un gato condenado a muerte. Y hago spoiler para quienes, como yo, aman a estos felinos: ¡el gato sobrevive!:

Un día cayó muerto un gorrión de uno de los árboles que están frente al Palacio del Capitán General en la Habana. Recogió un voluntario el cadáver y ese insignificante suceso se estimó entre los españoles como un mal agüero, como un aviso del Cielo de que serían vencidos por los cubanos.

Gorrión sobre la hierba

Sensación profundísima produjo la muerte del pajarillo: al momento corrió la noticia, se reunieron los batallones de voluntarios con sus jefes, y después de diversos proyectos, acordaron hacerle un lucido entierro, para lo cual se abrió una subscripción y se reunió una gruesa suma.

Alzose una alta y lujosa tumba en el Cuartel de la Fuerza, guarnecido por los voluntarios, y colocose el cadáver del gorrión en un rico sarcófago, en derredor del cual rezaban multitud de devotos.

Todo el que quería ver aquel espectáculo abonaba diez centavos y entraba en el Cuartel.

El ron y el jerez no escaseaban y entre los placeres de Baco, mezclados con el terror supersticioso, pasaron los voluntarios aquella noche.

Al siguiente día, a las nueve de la mañana, algunos sacerdotes católicos indignos de su ministerio, dijeron la misa llamada de cuerpo presente al pajarito en el mismo cuartel, y le entonaron los cánticos sagrados (responsos) en presencia de un inmenso número de militares de todas armas y graduaciones, autoridades civiles y vecinos.

Fragmento de impreso sobre conducta de voluntarios españoles y el homenaje a un gorrión

El cortejo fúnebre, del que formaba parte el Capitán General, recorrió las principales calles de la ciudad; mas no se le dio sepultura al cadáver porque no estaba concluida la alegoría que debía ponerse sobre su sepulcro (un árbol de plata con dos gorriones encima y uno muerto debajo) y también porque se le quería trasladar á Cárdenas, Matanzas, Guanabacoa, Puerto Príncipe, Villa Clara, etc., para que en cada una de esas ciudades tuviese efecto la misma ceremonia del entierro. Túvolo en las tres primeras y no en las últimas, seguramente por lo cerca que quedaban el ejército de Oriente y las divisiones de los generales cubanos Donato del Mármol, Jordán, Cavada, Angel del Castillo, etc.

En Cárdenas fue notable la ceremonia porque arrojaron los voluntarios en las calles tanto arroz, grano con que se alimentaba el difunto, que en algunos puntos se enterraba el pie de cuantos las atravesaban.

En Matanzas, tendieron en el suelo la bandera cubana para que pasase sobre ella el cortejo fúnebre; mas como gran parte de los voluntarios eran hijos del país, que en fuerza de las circunstancias se veían en el triste caso de vestir un uniforme que los cubría de ignominia, los peninsulares conocieron que era peligroso someterlos a aquella vergonzosa prueba, que ya era objeto de murmuración, y quitaron la bandera. En Guanabacoa dijeron los mismos sacerdotes la misa de cuerpo presente bajo una tienda de campaña, en la loma de la Cruz, asistiendo una vasta concurrencia aumentada por los batallones de voluntarios que habían ido de la Habana. Cuatro concejales llevaban las cintas del féretro.

Guanabacoa es una población antigua fundada sobre un terreno cubierto de lomas; y aunque sólo cuenta unos 20 mil habitantes, ocupa un área muy extensa, porque cada casa tiene un patio espacioso. Concluida la misa venía la procesión hacia el centro de la villa, cuando se vieron en todas direcciones multitud de globos aerostáticos, cada uno de los cuales llevaba una o más banderas cubanas, que flameaban graciosamente. Aquel espectáculo causó tanta ira como sorpresa a los españoles: no les quedaba duda de que el terror que hablan empleado para apagar la revolución, sólo servía para darle aliento: los pueblos no ahorraban la ocasión de demostrarse adictos a la República.

Globos y banderas cubanas, con colores rojo, blanco y azul

En efecto, el amor a la independencia estaba tan generalizado, que pocos días antes, en la misma loma de la Cruz, se habían reunido más de cincuenta niños llamándose insurrectos. Súpolo la policía y con gran aparato de fuerza los condujo a la cárcel, no sólo a ellos, sino a sus padres, suponiendo el godo que aquel precoz patriotismo era el reflejo de su modo de pensar, como si en cierto periodo de la vida de los pueblos no hubiese algo superior al poder humano que agita todos los corazones, hasta el corazón del niño, algo que parece infiltrado en la atmósfera y que obliga a todo ser dotado de razón a andar incesantemente, quiera o no, hacia el cumplimiento de su destino en la realización de una idea, Los globos, por supuesto, llenaron de víctimas las cárceles.

A los pocos días de estos acontecimientos sobrevino otra desgracia: un gato se comió un gorrión en la misma villa de Guanabacoa. Inmediatamente fue preso, se le pusieron guardias, se le tuvo varios días privado de alimento, se le cantó a la reja de la prisión canciones de los campamentos cubanos y se le dijeron mil injurias, ni más ni menos que si fuese un insurrecto; y después de haberse observado los trámites que señala la bárbara ordenanza militar española, más venturoso el gato en su infortunio que nosotros los hijos de Cuba, pues siquiera fue juzgado, el consejo de guerra lo condenó a muerte por unanimidad. El voluntario que hacia de escribano notificó al reo la sentencia. Vinieron los sacerdotes mencionados y le recomendaron la conformidad. A todo se prestaban aquellos, como que el Obispo Fleix y Solans, hombre adocenado y poco amante de su grey, llevado del espíritu de partido, había inundado la Isla con ministros del altar asturianos, gallegos y de todas las provincias de España, sumamente ignorantes, interesados y bajo todos conceptos indignos y les dio los mejores curatos, mientras dejaba oscurecidos y olvidados a los sacerdotes cubanos, aunque fuesen modelos de virtud y varones de gran ciencia.

Gato y gorriones en una rama

Llegó la hora de la ejecución del reo y fue indispensable prorrogarla, por lo mucho que llovió. Se quería que hubiese una gran concurrencia; mas ¡oh fortuna! Un catalán se presentó a los jueces y reclamó el gato, que era de su propiedad y muy buen cazador de ratones. Su esposa y su niña estaban inconsolables por la pérdida del Mizifuf. Se le dijo que ya era tarde, que la sentencia debía cumplirse. El catalán entonces protestó la inocencia del encausado, hizo mérito de sus buenos antecedentes, diciendo que tenía sentimientos españoles, y después de mil pasos y súplicas consiguió que se le volviese a juzgar. Un español, oficial de escribanía y sargento de voluntarios, hizo la defensa, y logró que el gato fuese entregado a su dueño.

Francisco Javier Balmaseda contó esta anécdota en un libro en el que aborda principalmente la historia de su deportación a Fernando Poo, en 1869. Además de un buen narrador, fue una figura de amplios horizontes intelectuales, dentro y más allá de la literatura. Se interesó por los avances científicos de su tiempo, la agricultura, la entomología y otras disciplinas. Su pensamiento político y social reclama un espacio en los pilares de la nación. Puedes leer en el siguiente post algunas expresiones entresacadas de su vasta producción impresa: El cubano Francisco Javier Balmaseda, frases memorables.

Fuentes bibliográficas / documentales

Balmaseda, F. J. (1874). Obras. Tipografía de Antonio Araujo L. (Colombia).

Balmaseda, F. J. (1894). El Miscelánico. Colección de producciones científicas y literarias. Tipografía de los niños huérfanos.

Balmaseda, F. J. (1898). Bases para los estatutos de la sociedad política Los Amantes de la libertad con indicaciones sobre la fundación de la República Cubana. Tipografía de los niños huérfanos.

Balmaseda, F. J. (1899). Los confinados a Fernando Poo e impresiones de un viaje a Guinea. Antonio Martín Lamy (Ed.)

[Ha fallecido Francisco Javier Balmaseda] (18 de febrero de 1807, tarde). Diario de la Marina, LXVIII (42). 

Monleón, R. (10 de octubre de 2012). Historia de la navegación. https://miniaturasmilitaresalfonscanovas.blogspot.com/2012/10/historia-de-la-navegacion-por-rafael.html

Pando y Valle, J. (1883). Galería de americanos ilustres: biografía de Francisco Javier Balmaseda. Impr. de R. Moreno y R. Rojas.

Ramos, J.A. (20 de mayo de 1922). Ensayo de reivindicación del gran estadista cubano, hoy casi olvidado; y cuyo ejemplo admirable de honrado y fecundo optimismo en las graves crisis cubanas de 1857 y 1885 resulta actualmente de tan alto valor. Noche, pp.89-95. https://repositoriodigital.ohc.cu/download/files/original/c070e9c7e332173db40a30be90c4c109db228be4.pdf

Rodriguez, M. (dir.) (6 de agosto de 1869). Correspondencia de Madrid. La Alianza del Pueblo. Periódico Republicano de Salamanca, I (2).

Silveira Prado, E. A., Rojas Lleonart, I. y Farto Muniz, R. J. (2010). Francisco Javier Balmaseda Jullien (1823-1907): Biografía. REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, 11(9), 1-14. https://www.redalyc.org/articulo.oa

Pies de imágenes

1- Audubon, J. J. (2018). Audubon’s Birds of America. Opensource. https://archive.org/details/AudobonBirdsOfAmerica. Imagen adaptada con i.a.

2- Fragmento de Rodriguez, M. (dir.) (6 de agosto de 1869). Correspondencia de Madrid. La Alianza del Pueblo. Periódico Republicano de Salamanca, I (2).

3- A lighter-than-air craft, consisting of one large balloon and four smaller balloons harnessed together, decorated with French flags (s.f.). Biblioteca Nacional de Francia. Adaptado con i.a.

4- Imágenes adaptadas con i.a., a partir de los siguientes originales:

A) Litografía a color The cat – Felis domesticus. Library of Comgress..

B) Litografía a color Song sparrow. Melospiza melodia. 2. Chipping sparrow. Spizella socialis. 3. White throated sparrow. Zonotrichia albicollis. 4. Fox colored sparrow. Passerelia iliaca. Library of Congress.

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