En la primera parte de este relato, te contaba la compleja situación política existente en Cuba a mediados del siglo XIX, la cual se proyectaba en el exilio cubano. Este fue el escenario de cierta rivalidad entre Narciso López y José Antonio Saco, en torno a María de los Dolores Frías y Jacott, hermana del Conde de Pozos Dulces. Si aún no has leído el post, haz clic aquí.
José Antonio Saco se destacaba por su cultura y su preclara inteligencia, a la que unía el gusto por la polémica y un humor incisivo. En cuanto a su aspecto físico, es descrito en los siguientes términos por Cirilo Villaverde, quien por cierto fue secretario personal y amigo de su rival: “Era de mediana estatura, de rostro blanco, con la color bastante viva, los ojos azules y rasgados, boca grande de labios gruesos y cabello castaño y lacio, aunque copioso. Había cierta reserva en su aspecto y vestía elegantemente, a la inglesa”.
Provenía de una familia acomodada residente en Bayamo, pero quedó huérfano en la niñez y perdió casi toda su herencia. En 1836, para acreditar las rentas que la ley establecía en cuanto al cargo de diputado, su hermano Juan Nepomuceno Saco hubo de traspasarle a estos efectos parte de su patrimonio.

Por entonces vivía en Madrid, tras ser expulsado de la Isla por Miguel de Tacón en 1834. Durante los años finales de esta década y la siguiente, se movió por diversas ciudades europeas, sobre todo de Francia e Italia, buscando reducir sus gastos y un clima amigable para su salud. Su historia con María de los Dolores empezó en algún momento indeterminado de la década de 1840. Resulta curioso que no haya noticia alguna de la fecha en que nacieron los hijos de la pareja, José Aurelio y María Ana Cristina Saco Frías. En mayo de 1853, Domingo del Monte le envía una carta que incluye también saludos a Lola y “a sus niños”, sin que sepamos si se trataba de los susodichos.
Durante la primavera de 1851, tras el fracaso de la invasión de Cárdenas el año anterior, Narciso López se encontraba organizando una nueva expedición armada. Saco le escribe a su amigo José Luis Alfonso desde Montpellier, en el mes de mayo: “Hoy te digo con toda la franqueza de mi carácter, que si supiera que el mar se ha tragado la expedición con todos los expedicionarios, ese sería para mí uno de los días más felices de mi vida”. El bayamés era un hombre coherente y de fuertes convicciones políticas contra la anexión, pero parece que también le podían en algo los celos.
Semanas después, en agosto de ese año, López y sus compañeros llegaron a las costas de Cuba, a bordo del vapor Pampero. Desembarcaron en la Playita del Morrillo, en Pinar del Rio. Sostuvieron varios combates pero en breve tiempo fueron capturados y la mayor parte ejecutados. Narciso López murió en garrote vil, el 1 de septiembre de 1851, en la explanada del Castillo de la Punta.

Tras la muerte del caudillo venezolano, se hicieron más frecuente las alusiones a Lola en la correspondencia de Saco. Domingo del Monte estaba realizando algunas gestiones para que pudieran casarse, pero su muerte en 1853 frustró los planes. Finalmente, en 1856, lograron formalizar la unión en Londres. En realidad, escogieron esta ciudad porque al parecer subsistía algún impedimento legal relacionado con el matrimonio previo del intelectual bayamés.
López, Frías y Saco: epílogo de la familia y el amor
Sí, el chisme histórico es mi pasión. Por ello, también quise indagar sobre el destino de los hijos nacidos de este triángulo amoroso. De los de José Antonio Saco, poco se conoce, excepto que Aurelio estudió ingeniería civil y que era “de nobles sentimientos”. El primogénito de Dolores, Narciso López Frías, no tuvo nunca buenas relaciones con su padrastro. En 1871, cuando ya Dolores había muerto, Saco se quejaba de su conducta:
No puede negar que es hijo de un hombre a quien le cuadra perfectamente el nombre que se le quiera dar. Muchos años ha vivido en mi casa del modo que tú sabes, y así dentro, como fuera de ella, he partido con él muchas veces el pan que apenas alcanza para mis hijos; pero en recompensa nunca he recogido más fruto de tal persona que ingratitud e insolencias. Me ha hecho tragar mucha sangre desde 1852; mas, las cosas han llegado a tal punto, que de algunos meses a acá he tomado la firme resolución de no tener más relaciones con él, y así será (…) Entre los hombres sin vergüenza es un archi-sinvergüenza.

Narciso López Frías cosechó algunos éxitos como compositor y cantante en París. Contaba con un amplio repertorio y se dedicaba también a la enseñanza de la música. Una de las composiciones más significativas fue el Himno Patriótico Cubano, con letra de José María Heredia. Decide con ella honrar la memoria de su ilustra padre. El caudillo venezolano había sido un hombre que, en los últimos años de vida, se identificó plenamente con el sentimiento criollo de patria. A pesar de las controversias, su actitud bien puede definirse en estos versos del himno de Heredia:

En cierto modo, el dilema de María de los Dolores Frías nos recuerda al de Sita, el personaje femenino de una leyenda hindú que el escritor Thomas Mann recrea libremente en su novela Las cabezas trocadas:
Sita, tras encontrarse los cuerpos decapitados de los jóvenes Shridaman y Nanda, estaba conmocionada hasta el punto de que se disponía a cometer un acto desesperado, el suicidio. Sin embargo, intervino entonces la diosa Kali y le permitió devolverles a ambos la vida, indicándole que uniera nuevamente las cabezas a los respectivos troncos. En secreto, la protagonista deseaba el cuerpo de Nanda, atlético y musculoso, pero admiraba a su vez la capacidad intelectual de Shridaman, quien era su esposo. En la prisa, comete el “error” de adherir la cabeza de Shridaman al cuerpo de Nanda. Así, lograba hacer resucitar a un hombre que podía ser todo lo que ella deseaba.


Nuestra María de los Dolores no tuvo tanta suerte, pues ningún dios acudió a restaurar la vida de Narciso López. Se decía que en los momentos finales el caudillo había afirmado que su muerte no cambiaría los destinos de Cuba, pero todavía nos preguntamos cuáles son estos destinos. Al salir de la capilla, le entregó a un guardia su sombrero de paja, pidiéndole que se lo regalara a un pobre de solemnidad. Terminó en manos de Martín Galeano, secretario de la Capitanía General, quien lo habría conservado como recuerdo. Pocos días después, se vendían en las imprentas y librerías de La Habana grabados litográficos que reproducían el momento de la ejecución. ¿Alguno habrá llegado a manos de Dolores, en la lejana Europa?

Fuentes bibliográficas / documentales
Fernández de Castro, J. A. (1923). Medio siglo de historia colonial de Cuba. Ricardo Veloso (Ed.).
Figarola–Caneda, N. (1920). Recuerdos del General Narciso López. Social, V(10), pp.22–24.
Himno patriótico cubano, a la memoria del General Narciso López (1898). Imp. A. Chaimbaud et Cia. Ejemplar digitalizado de la Biblioteca Nacional de Francia. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k855033c.r=Narciso%20Lopez?rk=21459;2
Llaverías, J. (Dir.) (1923). El sombrero del General Narciso Lopez. Boletín del Archivo Nacional, T.XXII. Imprenta La Filosofía, pp.172–173.
Monte, D. del (2002). Centón Epistolario, Vol.III. Imagen Contemporánea.
Nieto y Cortadellas, R. (1952). Ascendencia habanera del IV Conde de Pozos Dulces. Revista de la Biblioteca Nacional, III(3), pp.102–128.
Portell Vilá, H. (1930). Narciso López y su época. Cultural, S.A.
Rodríguez, J. I. (1900). Estudio histórico sobre el origen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la anexión de la Isla de Cuba á los Estados Unidos de América. La Propaganda Literaria.
Roig de Leuchsenring, E. (Dir.) (1950). Los primeros movimientos revolucionarios del General Narciso López. Municipio de la Habana.
Saco, J. A. (2001–2006). Obras. Imagen Contemporánea.
Torres-Cuevas, E. (2018). En busca de la cubanidad, t.II. Editorial de Ciencias Sociales.
Villaverde, C. (s.f.). Cecilia Valdés. Biblioteca Ayacucho.
Pies de imágenes
1 – Retrato de José Antonio Saco que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba (autor anónimo). Imagen digital mejorada mediante i.a. en https://dreamina.capcut.com/
2 – Imagen que figura en el Himno patriótico cubano, a la memoria del General Narciso López (1898). Imp. A. Chaimbaud et Cia. Ejemplar digitalizado de la Biblioteca Nacional de Francia. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k855033c.r=Narciso%20Lopez?rk=21459;2. Adaptada y coloreada con i.a.
3 – Narciso López Frías, en Figarola–Caneda, N. (1920). Recuerdos del General Narciso López. Social, V(10), pp.22–24.
4 – Versos de José María Heredia musicalizados por Narciso López Frías: Himno patriótico cubano, a la memoria del General Narciso López (1898). Imp. A. Chaimbaud et Cia. Ejemplar digitalizado de la Biblioteca Nacional de Francia. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k855033c.r=Narciso%20Lopez?rk=21459;
5 – Grabado que representa la ejecución de Narciso López, mejorado con i.a. Tomada del sitio de Jorge Reyes Pérez: https://www.jorgereyes.net/mt/blog/2021/09/
6 – Fragmento que representa la ejecución de Narciso López, parte de una imagen litográfica titulada Invasion of Cuba. Se conserva el panel derecho en la Library of Congress: https://www.loc.gov/item/2008661532/. Mejorado con i.a.


